Con este eslogan venía uno de los adhesivos que regalaban esta semana, los amigos de "El Jueves". El número de esta semana era un extra dedicado a los políticos por lo que el eslogan cobraba más sentido, si cabe. A buen seguro que en su página web podreis encontrar la versión digital de la misma. No sé si tendrán muchos lectores digitales, pero al menos en mi caso y creo que en general, los libros electrónicos no han tenido mucho éxito. Con mi primera PDA me emocionó el concepto, poder leer en cualquier momento, en cualquier lugar y solo con el peso de 100 gramos en las manos, pero no funcionó, echaba de menos el papel, su tacto, el pasar de las hojas, el peso del que me había querido librar. Creo que no he sido el único, ya que no se oye hablar mucho de libros electrónicos ni se piratean libros ni la SGAE se queja, así que no debe ser un tema muy interesante. No sé si esto ocurrirá porque a las nuevas generaciones también les gusta más el papel o porque el concepto de libro tal y como lo conocemos también desaparecerá. En fin, el tiempo dirá.
Volviendo al titular, esta frase es una constante en mi vida, siempre sin declararla como bandera de mi actitud, pero siempre reforzando mi escepticismo, no soy desconfiado, ya que no creo que sea una cuestión de desconfianza, pero si realista e incredulo con lo intangible. En estos días de Semana Santa y al respecto viene al pelo recordar a Santo Tomás , quien ante la resurrección de Jesucristo se negó a creerla mientras no metiera su mano en la herida del resucitado. Su actitud era lógica ya que no se puede creer en lo increible solo por fé, todos necesitamos algo más que fé para creer y por eso el evangelio cristiano (tanto el oficial como los apócrifos de los que habría mucho que hablar) y cualquier otro, mono o politeista, esta lleno de hechos destinados a convencer a los incrédulos. Magias, prestidigitación, parábolas, espectáculo, oratoria y oración destinados a convencernos de actos futuros que no se pueden garantizar. Como decía al principio : "De entrada, no me creo nada".
Volviendo al titular, esta frase es una constante en mi vida, siempre sin declararla como bandera de mi actitud, pero siempre reforzando mi escepticismo, no soy desconfiado, ya que no creo que sea una cuestión de desconfianza, pero si realista e incredulo con lo intangible. En estos días de Semana Santa y al respecto viene al pelo recordar a Santo Tomás , quien ante la resurrección de Jesucristo se negó a creerla mientras no metiera su mano en la herida del resucitado. Su actitud era lógica ya que no se puede creer en lo increible solo por fé, todos necesitamos algo más que fé para creer y por eso el evangelio cristiano (tanto el oficial como los apócrifos de los que habría mucho que hablar) y cualquier otro, mono o politeista, esta lleno de hechos destinados a convencer a los incrédulos. Magias, prestidigitación, parábolas, espectáculo, oratoria y oración destinados a convencernos de actos futuros que no se pueden garantizar. Como decía al principio : "De entrada, no me creo nada".
1 comentario:
Yo de entrada me lo creo todo. Soy así de inocente... Mejor sería aplicar el eslogan del post.
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