Ya sé que no es habitual que yo escriba de estos temas, pese a ser un gran aficionado a los buenos yantares, principalmente por eso, porque no soy más que un aficionado. Al fin y al cabo los grandes conocedores de estos temas siempre dicen que lo importante es lo que a uno le gusta, así que no voy a decir aquí más que eso, lo que me gustó. No obstante y al hilo recordar una vez más que aquí tiene cabida absolutamente todo y como ente cambiante que soy ya veremos, igual me reconvierto en erudito de la buena mesa.
Sin más desvíos y directo a la casilla de salida pretendo recomendar un restaurante vegetariano, ¿vegetariano?, pues sí. Debido a los excesos del último trimestre y a la abstinencia de nicotina en mi sangre no consigo encontrarme del todo a gusto con mi propio envase, así que ya he comenzado la operación BIKINI, ya sé que es un poco pronto, pero también sé que es un poco excesivo lo que llevo encima. Bueno, estaba por aquí para hablar de otra cosa y había prometido que se acababan los vericuetos, así que a lo que ibamos...
El pasado sábado decidí que no debía dejar de disfrutar sin atentar contra mi dieta y decidimos visitar este restaurante:LES MADUIXES (C/ Daoiz y Velarde, 9) , nos informamos previamente y (esto es lo que motiva mi crítica) encontramos en internet opiniones enfrentadas acerca de este lugar (así que aquí llego yo a sentar cátedra).
En primer lugar el local, de ambiente agradable con una decoración simple aunque efectista para lograr un ambiente relajado, con un detalle original que no producía disonancia con el resto y que no era otro que distinguir todos y cada uno de los aparatos de iluminación con una lámpara diferente. Una música de ambientación que únicamente ambientaba y lograba su efecto. Un único pero, quizás demasiadas mesas lo cual en algunos momentos podía producir un excesivo ruido de fondo y/o sensación de abigarramiento.
Lo importante la comida: degustamos una tabla de excelentes quesos artesanos (sin duda ecológicos); unos montaditos de pimiento, berenjena y camembert que producían una eclosión al masticar digna de un bombón; un excelente pastel de espinacas con tomate y unos canelones de queso fresco con espinacas; un excelente pan de centeno con semillas sirvió para rebañar los platos. Todo ello acompañado de un Rioja del 2001, crianza y exquisito. Toda la comida denotaba calidad, los sabores se apropiaban de la boca y exigían tiempo para disfrutarlos. Y así lo hicimos, así como pude disfrutar de lo mejor de la noche: la compañía.
LO RECOMIENDO
Sin más desvíos y directo a la casilla de salida pretendo recomendar un restaurante vegetariano, ¿vegetariano?, pues sí. Debido a los excesos del último trimestre y a la abstinencia de nicotina en mi sangre no consigo encontrarme del todo a gusto con mi propio envase, así que ya he comenzado la operación BIKINI, ya sé que es un poco pronto, pero también sé que es un poco excesivo lo que llevo encima. Bueno, estaba por aquí para hablar de otra cosa y había prometido que se acababan los vericuetos, así que a lo que ibamos...
El pasado sábado decidí que no debía dejar de disfrutar sin atentar contra mi dieta y decidimos visitar este restaurante:LES MADUIXES (C/ Daoiz y Velarde, 9) , nos informamos previamente y (esto es lo que motiva mi crítica) encontramos en internet opiniones enfrentadas acerca de este lugar (así que aquí llego yo a sentar cátedra).
En primer lugar el local, de ambiente agradable con una decoración simple aunque efectista para lograr un ambiente relajado, con un detalle original que no producía disonancia con el resto y que no era otro que distinguir todos y cada uno de los aparatos de iluminación con una lámpara diferente. Una música de ambientación que únicamente ambientaba y lograba su efecto. Un único pero, quizás demasiadas mesas lo cual en algunos momentos podía producir un excesivo ruido de fondo y/o sensación de abigarramiento.
Lo importante la comida: degustamos una tabla de excelentes quesos artesanos (sin duda ecológicos); unos montaditos de pimiento, berenjena y camembert que producían una eclosión al masticar digna de un bombón; un excelente pastel de espinacas con tomate y unos canelones de queso fresco con espinacas; un excelente pan de centeno con semillas sirvió para rebañar los platos. Todo ello acompañado de un Rioja del 2001, crianza y exquisito. Toda la comida denotaba calidad, los sabores se apropiaban de la boca y exigían tiempo para disfrutarlos. Y así lo hicimos, así como pude disfrutar de lo mejor de la noche: la compañía.
LO RECOMIENDO
3 comentarios:
Yo también he estado en "Les Maduixes". Vale la pena ir. Ambiente agradable y comida muy buena.
Pues habrá que hacer caso. Y si también pudieramos disfrutar de la misma compañía, sería la bomba.
Ok ahogado, iré contigo :-)
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