Hoy es el primer día de ofrenda, para los que no sepan de que hablo, explicar que es un acto más de las Fallas de Valencia consistente en depositar u ofrecer un ramo de flores a la patrona de la ciudad, una virgen como no podría ser de otra forma. Con los miles de ramos ofrecidos se construye un tapiz floral de extrema belleza que se mantiene durante una semana más o menos y que da un olor a flor coincidiendo con la entrada de la primavera, que es una pasada.
Esta tarde no he trabajado y me he quedado en casa, al poner la tele y ver la retransmisión en directo, no he podido evitar la afloración (valga la redundancia) de recuerdos de mi pasado fallero. He realizado ese acto durante muchos años y de muchas formas : borracho, sereno, con sentimientos tristes, otros años alegres, en soledad, en compañía, vamos que en 20 años da para todo. Aunque sobre todo no he podido dejar de pensar en esa historia que hay detrás de cada una de las personas que desfilaban por la plaza de la Virgen, unas historias personales, motivaciones, obligaciones, devociones, en fin en ese heroe común y anónimo que somos un poco todos.
Y también en como ese poco de todos conforma una identidad de un pueblo y en como esas historias personales se repiten en distintos pueblos, en definitiva en los rasgos humanos que nos igualan por encima de las creencias, orígenes y pensamientos particulares. No solo nos repetimos en la historia sino en el mismo plano de tiempo nos repetimos en distintos espacios.
Reflexión de tarde de sofá, ofrecida al hiperespacio, así que esta es mi ofrenda particular de estas fallas.
Ya veremos cuando nos vemos, de momento a salir a ver fallas y a merendar chocolate con churros, hasta pronto.
Esta tarde no he trabajado y me he quedado en casa, al poner la tele y ver la retransmisión en directo, no he podido evitar la afloración (valga la redundancia) de recuerdos de mi pasado fallero. He realizado ese acto durante muchos años y de muchas formas : borracho, sereno, con sentimientos tristes, otros años alegres, en soledad, en compañía, vamos que en 20 años da para todo. Aunque sobre todo no he podido dejar de pensar en esa historia que hay detrás de cada una de las personas que desfilaban por la plaza de la Virgen, unas historias personales, motivaciones, obligaciones, devociones, en fin en ese heroe común y anónimo que somos un poco todos.
Y también en como ese poco de todos conforma una identidad de un pueblo y en como esas historias personales se repiten en distintos pueblos, en definitiva en los rasgos humanos que nos igualan por encima de las creencias, orígenes y pensamientos particulares. No solo nos repetimos en la historia sino en el mismo plano de tiempo nos repetimos en distintos espacios.
Reflexión de tarde de sofá, ofrecida al hiperespacio, así que esta es mi ofrenda particular de estas fallas.
Ya veremos cuando nos vemos, de momento a salir a ver fallas y a merendar chocolate con churros, hasta pronto.
1 comentario:
Pues sí. La verdad es que al fin y al cabo todos somos muy parecidos. Todos anhelamos lo mismo: salud, amor y dinero, aunque el orden y la importancia de cada cosa ya es cosa de cada uno.
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