Vivimos en una era en la que entendemos que cualquier avance tecnológico supera inmediatamente a su predecesor y en la que esos mismos avances son constantes en el tiempo por lo que tecnologías que ayer eran novedosas mañana resultarán obsoletas. Como forma de gobierno utilizamos un sistema antiguo la democracia y fruto de nuestra evolución resulta que mientras 7 de cada 10 ciudadanos no votan, por lo que no participan; 7 de cada 10 ciudadanos saben mandar un mensaje con una foto a través del móvil o del correo electrónico.
Esta mañana he oido en la radio una reflexión similar a la que describo (y de la que me copio para el primer párrafo), esta idea es de Mathew Herbert, músico británico con una gran trayectoria en la música electrónica y del que apenas conozco algún tema. La verdad la música electrónica no me llama, pero las ideas inteligentes si. A partir de esta frase pienso conocer algo de la obra de este personaje ya que creo que merece la pena.
Parece ser que la democracia se ha convertido en una tecnología obsoleta. Lo espeluznante del tema, es que somos capaces de introducirnos en nuevos mundos sin llegar a conocer los previos. Pretendemos participar en todo lo moderno sin llegar a conocer lo esencial que nos permitiría comprender mejor lo futuro. ¿Y todo eso para qué?. Al final del tunel no está más que el consumismo, ese consumismo que hace que nos devoremos a nosotros mismos y a todas nuestras creaciones, que sublima la novedad y que nos abstrae de la importancia, que potencia la forma y desprestigia el fondo, que relativiza todo aquello que no satisfaga necesidades de caracter social, que nos aliena y nos impide disfrutar de los elementos básicos que han dado sentido a miles de años de historia de la humanidad. No nos hace más libres, sino más esclavos de la novedad, pero seguimos cayendo. No es más que una espiral sinfín, un serpentín que enfría nuestras mentes insensibilizándolas y haciéndolas presas del sistema. Lo triste es que ya no podremos escapar, nos hemos convertido en aquel Saturno devorando a sus hijos y únicamente necesitamos más.
Esta mañana he oido en la radio una reflexión similar a la que describo (y de la que me copio para el primer párrafo), esta idea es de Mathew Herbert, músico británico con una gran trayectoria en la música electrónica y del que apenas conozco algún tema. La verdad la música electrónica no me llama, pero las ideas inteligentes si. A partir de esta frase pienso conocer algo de la obra de este personaje ya que creo que merece la pena.
Parece ser que la democracia se ha convertido en una tecnología obsoleta. Lo espeluznante del tema, es que somos capaces de introducirnos en nuevos mundos sin llegar a conocer los previos. Pretendemos participar en todo lo moderno sin llegar a conocer lo esencial que nos permitiría comprender mejor lo futuro. ¿Y todo eso para qué?. Al final del tunel no está más que el consumismo, ese consumismo que hace que nos devoremos a nosotros mismos y a todas nuestras creaciones, que sublima la novedad y que nos abstrae de la importancia, que potencia la forma y desprestigia el fondo, que relativiza todo aquello que no satisfaga necesidades de caracter social, que nos aliena y nos impide disfrutar de los elementos básicos que han dado sentido a miles de años de historia de la humanidad. No nos hace más libres, sino más esclavos de la novedad, pero seguimos cayendo. No es más que una espiral sinfín, un serpentín que enfría nuestras mentes insensibilizándolas y haciéndolas presas del sistema. Lo triste es que ya no podremos escapar, nos hemos convertido en aquel Saturno devorando a sus hijos y únicamente necesitamos más.
SATURNO DEVORANDO A SUS HIJOS (Goya)Ya contaré lo que me parece musicalmente el amigo Mathew Herbert ...
1 comentario:
Cuánta razón tienes. La mayoría de la gente no sabe utilizar todas las teclas de una calculadora básica y sin embargo anhela la última tecnología en todo...y no para sacarle provecho, sino para tenerla.
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